sexta-feira, 27 de abril de 2012

Pep Guardiola, el último revolucionario





'Queremos jugar como el Barça' ha sido la frase más repetida por entrenadores, futbolistas y presidentes en los últimos años. Los éxitos conseguidos por Pep Guardiola y sus jugadores han recordado al mundo que la apuesta por el fútbol de toque, la posesión del balón y el atrevimiento en ataque es tan fiable como cualquier otra. Todo es cuestión de gustos, de estética. Hay quien prefiere imponer su estilo, someter al contrario con su juego, y hay quien opta por aprovechar las debilidades del rival esperando en su área el momento adecuado. Guardiola llegó al primer equipo del Barça en un momento complicado, tras dos años sufriendo por la 'autogestión' de Rijkaard, Ronaldinho, Deco o Eto'o. Todo se ponía en duda, incluso el modelo de juego. Y Pep, conocedor de cada detalle que rodea el club azulgrana, prometió que sus jugadores se esforzarían al máximo, que iban a correr hasta la extenuación. Parecía que el látigo iba a ser su principal elemento de trabajo, pero era un espejismo. La pizarra era el elemento clave."La historia del fútbol es muy grande. Pero a este equipo se le recordará como una evolución del fútbol tradicional", declaró Andoni Zubizarreta, director deportivo del Barça, tras la victoria en el pasado Mundial de Clubes. Aquel día, ante el Santos de Neymar y Ganso, el Barça dio la vuelta de tuerca definitiva a su juego. Deconstruyó su táctica para potenciar aún más sus mejores virtudes: el control del balón, que no debe perderse bajo ningún concepto, y la superioridad en todas las partes del campo Jugar sin delanteros puros fue la revolución definitiva de un grupo capaz de ganar 13 títulos de 18 posibles. Alrededor de Messi, Guardiola ha sabido tejer un entramado plagado de talento, de competitividad, de esfuerzo. No ha bastado para ganar la cuarta Liga consecutiva ni tampoco para llegar a una nueva final de la Champions League, pero ha valido para luchar de nuevo hasta el final por todos los títulos, un hito poco habitual en la historia del Barça. En sus cuatro temporadas en el banquillo del primer equipo azulgrana, Guardiola dio la vuelta a los conceptos que aprendió de Johan Cruyff a principios de los noventa, perfeccionó los métodos de Robson y Van Gaal y a todo esto le añadió una pizca del modelo italiano que interiorizó en el Brescia de Mazzone. Supo mezclar a la perfección todos estos ingredientes para crear una máquina de fútbol casi perfecta.Despacio, sin introducir demasiados cambios de golpe, el entrenador de Santpedor fue introduciendo poco a poco su catálogo, aquel que veía a Messi como pieza capital en su esquema, como 'falso nueve', como futbolista total, apartado de la banda que le maniataba. Se inventó al centrocampista ideal, convenciendo a Busquets de ejercer de interior, de pivote o de central en un mismo partido, según lo requiriesen las circunstancias. Un pequeño aleteo de mariposa en un extremo del océano para crear tsunamis gigantescos en el otro lado. En su último año en el Barça, Pep Guardiola tuvo que llevar sus evoluciones un paso más adelante para lograr sorprender a los rivales que tan estudiado tenían al conjunto azulgrana. Recuperó la defensa de tres, pobló el centro del campo con futbolistas pequeños de estatura pero con un inmenso talento con la pelota, combinó a Cesc y Messi para que ambos ejercieran de nueves mentirosos, puso a Alexis de delantero centro para fijar a los centrales, mandó a Valdés ejercer de líbero, enganchó de nuevo a sus extremos a la cal para abrir el campo o les pidió que fueran hacia dentro para ayudar en la construcción. Y así hasta un largo etcétera de variantes tácticas."Lo que intentamos hacer es pasarnos el balón lo más rápido posible. De hecho, lo que Brasil ha hecho toda su vida, según me contaban mis padres y abuelos. Intentamos que nuestros jugadores se junten en torno a la pelota", resumió el técnico del Barça. Al equipo se le ha acabado la gasolina justo en el momento más inadecuado. Tantos años luchando hasta el final por todos los títulos han agotado física y mentalmente a la plantilla azulgrana y también a un Guardiola al que quizás ya no le quedan fuerzas para seguir encontrando nuevas variantes para mantener a su equipo en el Olimpo de los Dioses.


Texto de David Ruiz Marull  do jornal " La Vanguardia", no dia da despedida de Pep. 

terça-feira, 24 de abril de 2012

Acredita no teu próprio pensamento

Ralph Waldo Emerson



Acredita no Teu Próprio Pensamento, acredita no teu próprio pensamento; crer que o que é certo para ti, no teu coração, o é também para todos os homens - isso é o génio. Expressa a tua convicção latente e ela será o juízo universal; pois sempre o mais íntimo se converte no mais externo, e o nosso primeiro pensamento é-nos devolvido pelas trombetas do Juízo Final. A voz da mente é familiar a cada um; o maior mérito que atribuímos a Moisés, Platão e Milton é o de terem reduzido a nada livros e tradições, e dito o que pensavam eles próprios, não o que pensavam os homens. Um homem deveria aprender a distinguir e contemplar esse raio de luz que brilha através da sua mente, vindo do interior, melhor do que o brilho do firmamento de bardos e sábios. E, no entanto, expulsa o seu pensamento, sem lhe dar importância, apenas porque é o seu.Em toda a obra de génio, reconhecemos os nossos próprios pensamentos rejeitados; são-nos devolvidos com uma certa majestade alienada. As grandes obras de arte não nos oferecem lição mais impressionante do que essa. Elas ensinam-nos a aceitar, com bem humorada inflexibilidade, as nossas impressões espontâneas, especialmente quando todo o clamor das vozes esteja do lado oposto. Senão, um estranho dirá amanhã, com magistral bom senso, precisamente aquilo que pensamos e sentimos todo o tempo, e seremos forçados a receber de outrem, envergonhados, a nossa própria opinião.

Ralph Waldo Emerson, in 'A Confiança em Si Mesmo'

terça-feira, 17 de abril de 2012

Especialização precoce - Valores sociais

“Todos os homens são sensíveis enquanto espectadores. Mas todos os homens se tornam insensíveis quando actuam.”

Èmile Auguste Chartier

Quando assumimos o papel de espectadores e analisamos o fenômeno da especialização precoce no esporte temos a tendência de responsabilizar somente técnicos e professores pela falta de sensibilidade em perceber que seu trabalho é um projeto de longo prazo, que abrange a formação integral do pequeno atleta e não apenas a produção em série de campeões mirins. A crítica procede, porém é superficial e até certo ponto injusta. Um pouco abaixo da superfície do obvio problema - queimar etapas de desenvolvimento e precipitar a imersão da infância em um universo competitivo prematuro - podemos encontrar alguns ingredientes de uma receita que tende a repetir-se enquanto alguns fatores não forem analisados com cuidado e sensibilidade. O primeiro ingrediente desta receita é reconhecer, sem julgar, que vivemos e interagimos em uma sociedade competitiva, portanto o fenômeno vai muito além das linhas de quadras esportivas, o esporte apenas reproduz os valores e as crenças de um amplo contexto social em que está inserido. Inglês, informática, música, estudos, esportes... A agenda infantil está lotada e o ideal do pequeno executivo está, cada vez mais, na ordem do dia. Idolatramos projetos e planejamentos, mas paradoxalmente não temos paciência para esperar, se pudermos conquistar tudo hoje porque aguardar o amanhã? Neste contexto é inevitável que o processo de ensino aprendizagem de qualquer esporte ignore o tempo de espera e queime etapas no fogo alto da competição. Se acrescentarmos ainda um técnico iniciante, com anseios de visibilidade e reconhecimento profissional teremos outro ingrediente fundamental. Este treinador com desejos de notoriedade é oriundo de uma formação acadêmica excessivamente fragmentada e padronizada, portanto ele ensina o que lhe foi ensinado, ou seja, exclusivamente a técnica. Tais ingredientes tem uma dinâmica subjacente, portanto dialogam, se inter-relacionam mesclados na panela de pressão social. Se pegarmos então o valor da pressa e da urgência do sucesso e misturarmos com um técnico iniciante - naturalmente necessitado de ascensão profissional - colocando uma boa pitada de métodos de ensino especializados, obteremos o resultado que se apresenta; o fenômeno da especialização precoce e o consequente desperdício do talento esportivo.